MEI UN NUEVO DÍA

Siendo los finales de los años 80, en la pequeña localidad de Vic, el pastor Pedro Reyes junto a una guitarra y muchas ganas de compartir el mensaje del padre, evangelizó un grupo de gitanos, que establecieron los simientos de la igelsia de hoy. Tras los primeros años de ese pequeño grupo, llegaron los misioneros Almi Tavares y Joselina trajano, procedentes de Brasil, con la intención de dar continuidad y ayudar en la instrucción, crecimiento y madurez de la obra.

Tras varios periodos de misión en este destino, fueron aceptados como pastores principales por la congregación y continuaron la obra, con la intención de transmitir el mensaje del padre, a todas las ciudades y naciones, empezando de Vic hacia el resto del mundo.

Actualmente, con más de 25 años compartiendo el mensaje de esperanza y arrepentiemiento, hemos crecido progresivamente, llegando a reunir más de 18 nacionalidades diferentes, generando un ambiente multicultural e internacional. Un espacio en el que independientemente de la nacionalidad que tenga cada uno, su raza o el color de piel, compartimos un mensaje de amor y temor de Dios, con una misión y valores claros, alineados con la Palabra de Dios.

Buscamos ofrecer apoyo espiritual, psicosocial y físico a todas las personas, de todas las razas y culturas. Nuestro objetivo es incluir a niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos, sin importar su nivel social o económico, para que encuentren el amor y la guía de Dios en sus vidas.

Anhelamos que todos se conviertan en verdaderos adoradores del Dios vivo; que conozcan Su Palabra, la Biblia Sagrada, que es viva y eficaz; desarrollen una experiencia íntima con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Deseamos que cada persona entienda Su perfecta voluntad para sus vidas y pueda compartir con otros las maravillas que Dios hace cuando se le busca de corazón.

Además, trabajamos para establecer programas que integren a las comunidades, generando espacios donde el respeto y la unidad sean pilares fundamentales. Deseamos que cada miembro encuentre un propósito eterno y forme parte activa en la expansión de la obra de Dios, llevando esperanza a quienes más la necesitan.

Nuestra VISIÓN es el crecimiento cualitativo de los miembros de la iglesia. Para ello:

Promovemos la edificación espiritual basada en las Sagradas Escrituras, fomentamos la adoración genuina a Dios y trabajamos para fortalecer la fraternidad y comunión entre los miembros y congregados.

Entendemos que debemos actuar como si Jesús volviera hoy para buscar Su pueblo —una Iglesia santa— y al mismo tiempo, trabajar con visión de futuro, como si Él viniera dentro de un siglo, haciendo planes para la próxima generación.

Asimismo, visualizamos una comunidad comprometida en ser luz y sal para el mundo, enfocada en extender el reino de Dios a través del servicio, el discipulado y la transformación de vidas. Nuestro objetivo final es que cada individuo encuentre su propósito eterno en Cristo y viva en plenitud para Su gloria.